Fué una madrugada donde afloró mi desazón en todo su potencial. Una suerte de intento y, como si fuese la última bocanada de aire puro, quise aspirar produndamente para seguir aferrada a la vida elegida. Como si intentara cruzar un viejo y desgastado puente por el cual debía indefectiblemente transitar con la seguridad y esperanza de avanzar por el camino cierto a pesar de los peligros y acechos; tu estabas del otro lado extendiendo tu mano amiga.
Confié en ti, en tu palabra, en tu honestidad... Me recibiste con la calidéz de un padre aconsejando a un hijo doliente. Me ofreciste verdad y la acepté por esa confianza que inspiras y la alegria que te da el compartir, como la severidad manifiesta en el orden y en la unidad de tu rebaño.
Gracias Babá, te quiero mucho
Omilola
Indiana t´ Yemoja Bomi
06-08-2008
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