DE BAILES Y ABOLENGO...
Esta designación se debió al retumbar insaciable de los tambores durante los festejos del carnaval. Por allí, las procesiones de los negros : Cabundas, Benguelas, Mondongo y Angola, llenaban de alegría y desparpajo a la Ciudad.
A pesar de que los negros han desaparecido de nuestro país, han dejado el recuerdo de sus carnavales donde bailaban sus alegres candombes y dieron nacimiento a músicos destacables como el negro Grigera, Bernardo Pintos, Gabino Ezeiza, Maestro Navarro, Mendizabal.
¡Eco de tamboriles que retumban como notas fantasmales en las calles del arrabal!
Concepción, San Telmo, Montserrat, El Tambor, El Mondongo, Plaza de la Fidelidad, Gran Aldea, Santa Lucía y El Buen Orden, barrios que albergaron la alegría palpitante de los negros sin nación
Oderigo, puntualiza que: “La ceremonia de la “Danza de Santo”, era un culto hierático y esotérico. También centra su atención sobre los ornamentos y modalidades fetichistas de estos esclavos llegados al Río de la Plata y señala lo siguiente: “como un acto mágico-litúrgico la usanza de cuentas, carozos, piedrecillas, cacharros, botellas de bebidas –“chicha” o simplemente agua- los collares o rosarios africanos, distintos amuletos y de más parafernalia característica del África. Inclúyanse, además, una vasija, en la que depositaban monedas para los dioses africanos” Pues vemos que con ello se garantizaba el acercamiento al movimiento de los elementos llamados Orixá.”
“...La transculturación es la ciencia que nos enseña que a medida que dos o más sectores etnográficos o culturales entran en contacto y estrechan vínculos, se produce dicha manifestación...” (Néstor Ortiz de Oderigo)
Durante el siglo XVII, los pretos asentados en el lugar, hacían bailes en honor de los santos católicos, respetando su salvaje y erótico estilo africano. Ya la iglesia católica daba su consentimiento para la formación de cofradías que desfilaban alegremente con instrumentos típicos y hermosos trajes, imitando a la realeza de sus pueblos y chasqueando los elegantes señores de la sociedad porteña.
Diversas comparsas negras se mezclaban en las pasarelas con las diversas colectividades: españolas, italianas, alemanas, además, los afroporteños le daban un condimento especial con sus coloridos parasoles, acentuando un testimonio de gozo
y amistad, al menos por los tres días que duraba el carnaval.
“... Las ancestrales “Fiestas de Carnestolendas” tienen lugar en occidente antes de la celebración cristiana de “la cuaresma” y precede al “ miércoles de ceniza”. En esos tres días, otrora, se suspendían las actividades y los festejos eran de gran algarabía con agua, baile y disfraces.
La ciudad Buenos Aires, con la llegada de los esclavos provenientes desde el Sur de Brasil tuvo su espectáculo a partir de sus danzas u homenajes a los Orixás que conciliaban con los santos católicos. A su paso los negros contribuyeron a dar colorido y matices aún más paganos con su típico candombe, acompañando este ritmo con dinámicas contorsiones cuyos ropajes de rayas anchas, grandes plumas, sombreros vistosos ridiculizaban a sus amos. Al frente de esta procesión iban los Reyes del Congo con sus parasoles que expresaban un emblema de alcurnia, de nobleza. Esta extraña y vistosa comparsa con cánticos mixturados en lenguas nativas de los Congos y Benguelas, brasileña y española, atrajeron la atención del Gobernador Juan Manuel de Rosas y su hija Manuela quienes eran asiduos asistentes a estas fiestas.
Con el tiempo, la transculturación hizo que los negros fueran insertando pautas culturales de los blancos en sus hábitos. Por entonces, la importación de ceremonias y rituales de la Europa romántica por parte de los señoritos de la elite porteña, que deseaban manifestarse con temas relacionados a esta intelectualidad europea. Satirizando, a su antojo, a modo de queja o mensaje sobre aquellas cosas que significaban un límite o iba en contra de sus pensamientos o ideales. Era la rebelión de esta juventud, que deseaba expresarse e imponerse a una sociedad puramente conservadora y moralista y lograr así, una clase totalmente renovada. Estas sociedades patricias, además, ridiculizaban a las diversas colectividades y cofradías de inmigrantes que daban brillo, color y alegría, revelando durante la procesión mensajes sobre identidad, cultura y tradición de sus pueblos en las letras que entonaban al paso de su comparsa.
Todo esto resultaba en el centro de Buenos Aires, pero muy pocos eran los que tenían acceso a estos festejos ya que los medios de transporte y las distancias no eran propicias para poder disfrutar del acontecimiento... El clima ardía y el escarnio de Momo se acentuaba. Se acercaba aún más desde la Capital Federal, integrándose a sus fechorías algunas comparsas famosas, como por ejemplo: “Los turcos de Barracas”, “Submarino Peral ”, “Marina”, “José Verdi”; destacándose las comparsas locales “Marinos del Sud” (de Banfield) que engalanó todas las fiestas con su presencia aún en otras localidades...”
”Indiana Bauer (Ponencia CEPEI año 2002 “Cuando el Rey Momo Sedujo en Lomas de Zamora” Sucesos y Vivencias de los Carnavales lomenses)
El Candombe, danza de los negros, permaneció viva en Uruguay y Buenos Aires. En
esta última ciudad, el carnaval relucía con todo esplendor sobre los barrios de la Gran Aldea.
En 1743, el Gobernador de Buenos Aires, Domingo Ortíz de Rosas, prohibió a los negros expresar su música y danza. Años más tarde Juan José de Vértiz impide y descalifica a los negros expresar su danza ya que estas son al toque del tambor. El diario “La Broma” en cuya edición del 22 de febrero de 1878 se refiere a la festividad pagana:
“Ya estamos en carnaval... ninguno faltará a las “Delicias”, al “Coliseum”, a las
“Ninfas Porteñas”, a las “Alegrías Porteñas”...
*Tomás Platero
El diario “La Broma” el día 25 de diciembre de 1879 hace mención sobre una publicación del ejemplar “El pueblo Argentino”, sobre la prohibición del ingreso de “negros” a la entrada “Jardín Florida”. Lo mismo sucede el día 17 de enero del mismo año donde “El Porteño” considera la resolución del “Staking-Rink” donde impide el ingreso a personas de color.
Por entonces, los desfiles de mascaritas, coches adornados, hasta los carros lecheros eran ataviados con maravillosa dedicación. No existían las trivialidades y casi todo era tomado con mucha alegría por los asistentes a pesar de que la concurrencia no era mucha. Sí se sabe de ciertos personajes de la sociedad, quizá los más conservadores, que veían vulgar a este tipo fiestas rústicas y que apelaban incasablemente a prohibirlas” Indiana Bauer (Ponencia CEPEI año 2002 “Cuando el Rey Momo Sedujo en Lomas de Zamora” Sucesos y Vivencias de los Carnavales lomenses)
En las páginas del Diario “La Broma” del día 11 de julio de 1882 se hace referencia a que en la Confitería del Concierto, sito en Bolivar, esquina Comercio-Humberto I fue invadida por curiosos que deseaban escuchar las milongas de dos payadores célebres, entre los que se encontraban el recordado Gabino Ezeiza.
Las circunstancias sociales hicieron que con el transcurso del tiempo el negro se fuera despojando de sus temores y, de a poco su presencia fuese insertándose al ritmo de una elite cuasi europea que crecía, incorporándose a las tareas y menesteres que eran exclusivos para la sociedad blanca. Comenzaron a reunirse entre naciones formando cofradías, instituciones y agrupaciones de socorros mutuos. Tuvieron sus propios periódicos o gacetillas de época en donde se pueden observar las noticias sobre Tertulias y reuniones que estos afroporteños tuvieron ya sea en clubes propios o casas de familia de su comunidad , como así también las exclusiones que sufrían por la intransigencia de los blancos.
Del libro "Lágrimas Negras"
Breve historia de la Esclavitud en el Río de la Plata
y sus consecuencias
Indiana A. Bauer
Buenos Aires- Argentina
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