miércoles, 5 de noviembre de 2008

Bush, premio Nobel de la Paz

 Gracias a un amigo que trabaja en la Secretaría del Comité Nobel de la Paz, en Oslo, tuve acceso al acta de una sesión reciente. Hela aquí, aun a sabiendas de que el Comité me desautorizará. Yo me zafaré, alegando que se trata de un cuento.

Presidenta : -Queda abierta la sesión. Tiene la palabra maître Pierrot, delegado de la Liga Perpetua por la Paz, con sede en París.

Maître Pierrot : -Señor presidente, señoras y señores. Antes de someter nuestra propuesta, permitidme que presente a nuestra organización. Nuestra liga fue fundada a comienzos de 1870, y se presentó al público con un concurso para premiar la mejor obra sobre el crimen de la guerra. Una de las obras concursadas fue El crimen de la guerra , del célebre estadista argentino Juan Bautista Alberdi. Desgraciadamente, no bien se terminó el concurso, Prusia atacó a Francia y los pacifistas franceses quedaron desalentados, de modo que la liga se extinguió. Pero, recientemente, la liga fue resucitada al calor de los alarmantes rumores sobre la gestación secreta de la Tercera Guerra Mundial. Nuestra liga ha recibido la adhesión de numerosas personalidades de todos los sectores de la sociedad, incluso de eminentes profesores de ciencias políticas y de economía, habitualmente biempensantes y amigos del poder.

Presidenta : -Señor delegado, le ruego abrevie, porque la suya no es sino la primera propuesta que figura en un largo orden del día.

Delegado : -Ciertamente, señora presidenta. Voy al grano. Nuestra liga propone al ex presidente de los EE.UU., mister George W. Bush, como candidato al Premio Nobel de la Paz.

(Murmullos en la sala.)

Presidenta : -¡Silencio! ¡Orden! Como usted puede ver, maître Pierrot, su propuesta ha dejado perplejos a unos e indignados a otros. Veo que están pidiendo la palabra los delegados de Finlandia, India, Cuba y los Estados Unidos de América. Tiene la palabra el profesor Saavo, de Finlandia.

Profesor Saavo : -La propuesta del honorable maître Pierrot parece una broma, porque es sabido que mister Bush ha iniciado dos guerras, se ha inmiscuido en los asuntos internos de muchas naciones, y no ha resuelto ningún conflicto internacional.

Presidenta: -Gracias por su precisión y concisión, profesor. Cedo la palabra al delegado indio, doctor Singh Singh.

Doctor Singh : -Nuestro país, que tradicionalmente se ha mantenido al margen de todos los conflictos que no ha provocado él mismo, ha visto con alarma creciente que los dos gobiernos de mister Bush instalaron nuevas bases militares en el exterior, las que hoy llegan a un millar. Esto basta para dudar de que mister Bush sería aceptado como afiliado de su liga, maître Pierrot. Además, . . .

Presidenta: -Gracias, doctor Singh. Tiene la palabra el delegado cubano, comandante Milfuegos.

Comandante Milfuegos: -La propuesta que estamos considerando insulta al noble pueblo cubano, que ha soportado estoicamente el embargo, reforzado por el ex presidente, criminal de guerra si los hay, y, por añadidura valido de las empresas petroleras, que están . . .

Presidenta : -Gracias, comandante. Cedo la palabra al delegado norteamericano, el reverendo Jimson.

Reverendo Jimson: -La propuesta del pacifista francés es tan ridícula como esas costumbres de sus compatriotas de comer caracoles y empapar el pan con el sudor de sus axilas. George W. Bush ha sido el peor presidente de nuestra historia: el más tonto e ignorante, imprevisor e imprudente, el más fraudulento y corrupto, mentiroso y ridículo; y, en fin, el más aficionado a recurrir a las armas para inventar y resolver conflictos internacionales. ¿Cómo se puede tener la desvergüenza de proponer para el Nobel de la Paz a un individuo que...?

Presidenta: -Gracias, reverendo. Como usted puede prever, maître Pierrot, su extraña propuesta no tendrá mucho apoyo. Le ruego la fundamente con brevedad.

Maître Pierrot: -Con mucho gusto, señora presidenta. Empezaré por aclarar un equívoco. Entiendo que no nos hemos reunido para elegir al mandatario más competente, justo, virtuoso o inteligente de nuestro tiempo, ni a quien mejor haya refutado la argumentación contra la guerra del ilustre argentino, doctor Juan Bautista Alberdi. No constituimos un tribunal criminal ni trabajamos para la musa Clío.

Presidenta: -En efecto. Al grano, por favor, maître Pierrot.

Maître Pierrot: -Al grano voy. Mi liga sostiene que mister George W. Bush merece el premio Nobel de la Paz por haber hecho imposible la Tercera Guerra Mundial durante nuestra generación.

(Murmullos en la sala.)

Presidenta : -¡Silencio! ¡Orden! Prosiga, maître Pierrot. Despeje nuestra perplejidad, se lo ruego.

Maître Pierrot: -Con mucho gusto, señora presidenta. El fundamento de la propuesta de mi liga es elemental. Toda guerra en gran escala exige un tesoro público gigantesco. Ahora bien, el ex presidente Bush recibió un gobierno con un enorme excedente producido por los recortes de los gastos sociales efectuados por sus predecesores, desde Reagan hasta Clinton. Pero Dubya, como lo llaman sus allegados, se las arregló para transformar ese superávit en el mayor déficit fiscal de la historia, a saber, más de diez trillones de dólares: la unidad seguida de trece ceros. O sea, en ocho años, cargó a cada norteamericano con una deuda fiscal de unos treinta mil dólares. Lo logró disminuyendo los impuestos a los ricos, haciendo que pagaran impuestos sólo una de cada tres corporaciones, iniciando dos guerras inganables -y que sólo beneficiaron a unas pocas empresas amigas- y aumentando enormemente los gastos del Estado, tanto militares como civiles, con el pretexto del terrorismo. Para colmo, al eliminar muchos controles estatales a los negocios alentó el aventurismo y la piratería empresariales, lo que ha llevado a una grave crisis económica que se difundió por doquiera. En particular, el gobierno del ex presidente Bush facilitó la caída inesperada de Wall Street y, con ésta, la primera crisis de desconfianza mundial en el mercado libre desde 1929. En resumen, Bush va a pasar a la historia como el presidente norteamericano que más ha hecho para arruinar a la economía más poderosa de la historia, así como para desprestigiar las teorías económicas y políticas que ensalzan el mercado libre, o sea, el capitalismo desbocado.

Presidenta: -Todo eso es bien sabido, maître Pierrot, pero no constituye mérito para galardonar al señor Bush con el premio Nobel de la Paz sino, a lo sumo, el de Economía.

Maître Pierrot: -Sin embargo, es obvio, señora presidenta. Al arruinar a su país, el ex presidente Bush lo ha llevado al punto en que no podrá iniciar nuevas guerras. Ha transformado a los Estados Unidos, de la única superpotencia que era al comenzar su primera presidencia, en la mayor impotencia mundial. Es verdad que los Estados Unidos siguen amenazando a todo el mundo desde sus mil bases militares, pero no pueden hacer otra cosa que espiar, intrigar, conspirar y rugir. Todo el mundo sabe que los rugidos del gran león gringo son hoy los de una fiera desdentada. Ha sido desdentada por el más grande cirujano dental de la historia, George W. Bush, el próximo Premio Nobel de la Paz. He dicho.

Presidenta: -Gracias, maître Pierrot. A juzgar por la expresión atónita de los presentes, que concuerda con mi propio asombro, tendremos que pasar a cuarto intermedio hasta la próxima semana. Declaro levantada la sesión, y hago votos por que lleguemos a comprender su paradoja, tan gálica, y tomemos una decisión que no nos ponga en ridículo. Al fin y al cabo, la nuestra es una comisión seria, a diferencia de la del Banco de Suecia, que otorga el Premio de Economía.

(Desorden descomunal en la sala, la que se va despejando lentamente.)

Mario Bunge

© LA NACION 

ALEJANDRA PIZARNIK Y LA MAGIA DE SU POESIA




Alejandra PIZARNIK



“Los recuerdos vienen, pero no se quedan quietos…”, observó Felisberto Hernández. El que yo tengo de un único encuentro con Alejandra Pizarnik moviliza otros: el de Olga Orozco y Valerio Peluffo –hermano de mi padre y marido de Olga– y el de mi abuela paterna. También me trae a la memoria toda una época, a fines de los ’60, en que Londres, los Beatles, Rayuela y el boom latinoamericano eran protagonistas. Mientras en Buenos Aires, la universidad y el Instituto Di Tella declinaban bajo la dictadura de Onganía, en Europa se avecinaba el mayo francés.Olga y Valerio, vivían en aquel entonces el comienzo de una relación que, como en los cuentos de hadas, desembocaría en matrimonio. Ella trabajaba como redactora en la revista “Claudia” y él era arquitecto, pero además un lúcido y apasionado lector. Una noche Valerio me invitó a comer, anunciándome que iría Alejandra Pizarnik. En aquel entonces yo tenía una idea “romántica” del arte y los artistas y sentí una gran expectativa. Me sabía de memoria algunos poemas de Alejandra, como el que comienza: “Días en que una palabra lejana se apodera de mí. / Voy por esos días sonámbula y transparente...” y me la imaginaba como una etérea y alucinada adolescente.Pero cuando su figura menuda apareció en el living de mi abuela me encontré, no con una adolescente, sino con una mujer joven (tenía 31 años entonces) de ojos castaños, vivaces pero tristes, que escondía detrás de unos grandes anteojos. Tenía el pelo muy corto y estaba vestida como si quisiera afearse deliberadamente, o como si no le interesara en absoluto su apariencia. Me acuerdo que pensé con ingenuidad que un poco más de arreglo y otra ropa, la hubieran favorecido, sin reparar que justamente había mucho de desafío en esa indiferencia de Alejandra por su aspecto.Respecto a esto, Ivonne Bordelois le comenta a Cristina Piña (que escribió una excelente biografía de Alejandra) lo siguiente:“...recuerdo una fiesta que se ofreció en Editorial Sur al joven poeta Etvouchenko. Toda la intelligentsia porteña se apretujaba en torno a la estrella, quien, con lúcida celeridad supo reconocer, por encima de la jauría lisonjera que lo rodeaba, aquella única, pequeña y mal vestida sirena cuya única voz podía arrebatarlo...”. Alejandra tenía voz grave, pero a mí lo que más me llamó la atención fue su manera de hablar. Hablaba pronunciando cuidadosamente las consonantes, marcando todas las eses y separando imprevistamente algunas sílabas, o demorándose en otras. El resultado era un habla de extranjera, como ella misma dice en una entrada de su diario, cuando escribe: “…esta voz ciñéndose a las consonantes. Este asegurarse de que nada quede sin pronunciar…”.Sin embargo, esta manera de hablar que en cualquier otra persona parecería rebuscada, en ella sonaba como algo propio y natural. Aparentemente, el origen de esta dicción minuciosa, era una tendencia a la tartamudez. Así como para el gran poeta chileno, Gonzalo Rojas, la dificultosa pronunciación de las palabras significó el descubrimiento de la poesía, en Alejandra, la tartamudez originaba esa “cautelosa” manera de hablar y un extrañamiento consciente que vuelca en su poesía como cuando dice: “extraña que fui / cuando vecina de lejanas luces / atesoraba palabras muy puras / para crear nuevos silencios” . Aquella noche, Alejandra saludó con ternura a mi abuela, por quien sentía especial afecto, tal vez porque “mamita”, como la llamaban Valerio y mi padre, era una abuela como las de antes, de cabeza blanca, que a pesar de sus rosarios y misas diarias, confraternizaba amablemente con los invitados de mi tío, por más bohemios o exóticos que fueran.De todas maneras –y como suele suceder cuando se reúnen escritores– durante esa comida no se habló de literatura y Alejandra no se mostró para nada alucinada o sedienta de absoluto, como yo esperaba, sino deslumbrante de inteligencia y ferozmente irónica. Me acuerdo que secundada por Olga, se deleitó en ridiculizar a algunos escritores y personajes del ambiente literario porteño y que eran muy divertidas sus irreverencias.Otra cosa que me llamó la atención aquella noche, fue su obsesión por los juegos de palabras obscenos y hasta escatológicos (que años después reencontré en textos póstumos (“La pájara en el ojo ajeno”, “El textículo de la cuestión”, etc.) y me acuerdo que ella detenía el juego justo al borde de lo chocante, condicionada tal vez por la presencia de mi abuela y la mirada de Olga, que tenía con ella una actitud de madre ante las travesuras de su hija. La conversación también se centró en recuerdos nostalgiosos de un París que las dos habían compartido y contaron anécdotas que incluían a Julio y Octavio, que eran nada menos que Julio Cortázar y Octavio Paz. Yo no podía creer estar oyendo hablar con esa familiaridad de semejantes íconos literarios y aunque Alejandra me preguntaba por mi trabajo en la revista “Panorama” y por algunos amigos de ella, que también trabajaban allí, me sentí tan intimidada que apenas abrí la boca. Cinco años después, cuando me enteré de su muerte, y sobre todo de las circunstancias de su muerte(1), tomé conciencia de que conocerla me había decepcionado y fascinado al mismo tiempo. También que me había enseñado que la poesía no es algo que está donde uno pretende que esté. Está donde uno quiere y puede descubrirla. Aquella noche de 1967 Alejandra ya había dejado de encarnar el personaje de la precoz niña poeta, ya no había inocencia en ella, sólo causticidad, juegos verbales y sarcasmos brillantes, como un deliberado anticlímax. Y fue la sinceridad misma. Porque para ese entonces es muy probable que ella ya se hubiera negado a creer en su propio personaje poético, como anticipa en el poema titulado “Reloj”:“Dama pequeñísima / moradora en el corazón de un pájaro / sale al alba a pronunciar una sílaba: NO.” . Hasta ese “no” rotundo, Alejandra fue “la pequeña viajera”, “la pequeña olvidada”, “la pequeña muerta”, “la niña sonámbula en una cornisa de niebla”, o “la princesa en la torre más alta”, pero al ser alcanzada por la adultez se fue alejando de esa imagen de niña clarividente, para enfrentar a “la otra”, a “la extranjera” y descubrir: “…en cualquier momento la fisura en la pared y el súbito desbandarse de las niñas que fui…”. La otra protagonista de esa noche, Olga Orozco, transmitía en cambio la imagen de una suerte de pitonisa. Su voz profunda, oracular, el distanciamiento (usaba el “tú” , en lugar del “vos”) y el hecho de que durante bastante tiempo había tirado las cartas del tarot, coincidía con este personaje que anuncia con tono profético: “…Cuídate del amor que es quien se queda. / para hoy, para mañana, para después de mañana. / Cuídate porque brilla con un brillo de lágrimas y espadas... “ .Tono profético que en sus últimos poemas, escritos después de la muerte de Valerio, se va humanizando: “...Encuéntrame, amor mío, en tu tiempo presente. / Mírame para hoy con tus ojos de miel, de chispas y de claro tabaco. / Sé que a veces de pronto me presencias desde todas partes...”.Relacionado con el tema de la imagen o el personaje que se va construyendo alrededor de una persona, es interesante comprobar que tanto Olga como Alejandra cambiaron su nombre: Olga Gugliotta por Olga Orozco y Flora Pizarnik: por Alejandra Pizarnik. Dejando de lado la cacofonía resultante de “Olga Gugliotta”, los nombres paternos no coincidían con sus personajes latentes y por lo tanto no se sintieron representadas por ellos. Olga, experta en seudónimos (como redactora en la revista “Claudia” llegó a tener ocho), adoptó como nombre literario el apellido de su madre, el resultado fue Olga Orozco: combinación sonora de perfecta redondez, digna de la poeta que fue. Esta elección fue inspirada probablemente por el nombre de su amigo y maestro: Oliverio Girondo, y evocadora del gran muralista mexicano, o karmáticamente, dados sus conocimientos astrológicos, por el casi homónimo “horóscopo”. Por su parte el apellido Pizarnik es la transcripción errónea (cuando los padres de Alejandra hacen el trámite inmigratorio) del Pozharnik original, cuya raíz rusa “pozhar” significa “incendio”, algo que enseguida asociamos con la poesía pizarniana. Pero esto podría ser una coincidencia (aunque yo no creo en el azar), en cambio el remplazo deliberado de Flora por “Alejandra” (que lo duplica en sílabas), sugiere busca de afirmación y tal vez cierta atracción por la magnificencia implícita del nombre, reiterada en un poema: “alejandra alejandra / debajo estoy yo / alejandra” . Y Alejandra no sólo se forjó un personaje poético que durante un tiempo le permitió aceptarse, también idealizó la imagen de su padre, el “hombre de ojos azules” que aparece en algunos poemas y que - según la biografía de Cristina Piña - le producía horror. De chica, Alejandra fantaseaba que su padre era violinista y probablemente “conde”. Hoy, con la perspectiva que da el tiempo, creo que su inteligencia y su humor deslumbrantes, encubrían una vulnerabilidad intolerable, esa vulnerabilidad que la lleva a preguntarse en el poema: “y que es lo que vas a decir / voy a decir solamente algo / y qué es lo que vas a hacer / voy a ocultarme en el lenguaje / y por qué / tengo miedo”.Vulnerabilidad, impotencia, desesperación, de quien ya sabe que las palabras no bastan, como cuando dice: “…no, las palabras no hacen el amor / hacen la ausencia / Si digo agua ¿beberé?Si digo pan ¿comeré?…”.También Olga Orozco se preguntó: “…¿cómo nombrar con esta boca, como nombrar en este mundo con esta sola boca?…”13 y admitió: “…nuestro largo combate fue también un combate a muerte con la muerte, poesía. Hemos ganado. Hemos perdido...”.Pero el balance de Alejandra es demoledor; poco antes de morir, en septiembre de 1972, escribió:“La noche soy y hemos perdido / Así hablo yo, cobardes. / La noche ha caído y ya se ha pensado en todo”.
(1) La muerte de Alejandra a los treinta y seis años, a causa de un exceso de somníferos, fue una muerte anunciada. En 1970 hubo un primer intento de suicidio, al que siguieron otros y pasó temporadas internada en el pabellón neuropsiquiátrico del Hospital Pirovano.
Referencias:Felisberto Hernández, “Por los tiempos de Clemente Colling” (Obras Completas), México, Siglo Veintiuno Editores, 1983. Alejandra Pizarnik, “Arbol de Diana”, Buenos Aires, Botella al Mar, 1988; “Los trabajos y las noches”, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1965; “El infierno musical”, Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores, 1971; “La última inocencia”, Buenos Aires, Botella al Mar, 1976; “El infierno musical”, Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores, 1971; “Textos de sombra y últimos poemas” (Recopilación Olga Orozco y Ana Becciú), Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1982.Cristina Piña, “Alejandra Pizarnik”, Buenos Aires, Planeta, 1991.Ivonne Bordelois, “Correspondencia Pizarnik”, Buenos Aires, Seix Barral, 1998. Olga Orozco, “Los juegos peligrosos”, Buenos Aires, Losada, 1972; “Con esta boca, en este mundo”, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1994.
(*) Luisa Peluffo nació en Buenos Aires y cursó estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes. Se radicó en San Carlos de Bariloche, en 1977. En 1988 obtuvo la beca Creación en Narrativa otorgada por el Fondo Nacional de las Artes. Su primera novela, Todo eso oyes, mereció en 1989 el Premio Emecé. Su segunda novela, “La doble vida” (Atlántida, 1993) el 1°Premio de Narrativa, Región Patagónica, de la Secretaría de Cultura de la Nación y el Premio “Ricardo Rojas” de la Municipalidad de Buenos Aires. Ha editado los libros de poemas: “Materia viva” (Schapire, 1976), “Materia de revelaciones” (Botella al Mar, 1983) y “La otra orilla” (Ultimo Reino, 1991) que recibió el 1º Premio del Fondo Nacional de las Artes, y en España, “Un color inexistente” (Torremozas, 2001) que obtuvo el XVIII Premio “Carmen Conde” de Poesía. En 2005, su obra teatral “Si canta un gallo” mereció el 3º Premio del Instituto Nacional del Teatro.

http://www.rionegro.com.ar/diario/2007/09/23/20079v23j05.php

Diario Río NegroProvincias de Río Negro y Neuquén, Patagonia, Argentina. Es una publicación de Editorial Rio Negro SA.

lunes, 3 de noviembre de 2008




¡FELIZ CUMPLEAÑOS MI VIDA!


Sos mi continuidad. Te esperé colmada de ilusiones y me brindaste la esperanza, la energía para subsistir.Te amo mi perqueña luciérnaga¡Gracias por estos dos añitos de inmensa felididad!


Tu abu Yaya

domingo, 26 de octubre de 2008

"Gracias Babá Milton..."



Fué una madrugada donde afloró mi desazón en todo su potencial. Una suerte de intento y, como si fuese la última bocanada de aire puro, quise aspirar produndamente para seguir aferrada a la vida elegida. Como si intentara cruzar un viejo y desgastado puente por el cual debía indefectiblemente transitar con la seguridad y esperanza de avanzar por el camino cierto a pesar de los peligros y acechos; tu estabas del otro lado extendiendo tu mano amiga.

Confié en ti, en tu palabra, en tu honestidad... Me recibiste con la calidéz de un padre aconsejando a un hijo doliente. Me ofreciste verdad y la acepté por esa confianza que inspiras y la alegria que te da el compartir, como la severidad manifiesta en el orden y en la unidad de tu rebaño.

Gracias Babá, te quiero mucho

Omilola
Indiana t´ Yemoja Bomi
06-08-2008

Mi nueva familia religiosa


Este fué uno de los pasos más lindos que he dado. Doy gracias por la oportunidad, por las vivencias compartidas, por el cariño y respeto recibido por Uds.
¡Gracias querido Egbé!
Omilola
Indiana T´Yemoja Bomi
Octubre 18 de 2008

sábado, 16 de agosto de 2008

MONTE GRANDE, Mi Ciudad...



NOSTALGIAS DEL BARRIO
“LA CAUTIVA”


Cierra el paso del tiempo una historia, un recuerdo.

Ese barrio que ha ido creciendo junto a mí, a mis afectos y junto a mis esperanzas agitadas por esa juventud valiente, hechicera, mágica con sus soles y tiempos eternos.

Ese barrio, el de una calle de tierra y varios potreros, de cardales y manzanillas que embellecían sus ignotos huecos entre ramas y piedras que emergían renovando mi tamaña inquietud. Cuando los vecinos podaban los árboles dejaban el ramaje en los campitos, entonces, los chicos corríamos alegremente en grupos a construir cuevas, que luego eran incendiadas al finalizar el concurso. Allí, quemábamos muñecos llamando al hado de la hoguera quien misteriosamente nos mostraba esas chispas de felicidad, y aunque perduraba en nuestra inocencia, sin saber ésta, se iba quemando junto a las ramas y los sueños.

Durante el invierno y los intensos temporales, íbamos ataviados con capas y botas a los largos zanjones. Los barquitos de papel se mezclaban entre los renacuajos y la gramilla dura. Esperábamos con ansiedad a que soplara el viento Pampero para ver el sol radiante, escuchar la vida que comenzaba a surgir luego de las tempestades y a juguetear en el fangoso camino que debíamos transitar. Los rumores inquietos de los gorriones y su vuelo astuto complementaban la pictórica escenografía. Por allá lejos, el tren que pasaba con sus largos vagones y una tediosa máquina. Las florcitas celestes de los paraísos se compactaban entre el barro y el pasto mojado y aplastado. Los zapatos quedaban húmedos y sucios, pero ellos, no impedían una tarde de locas hazañas.

El cencerro del carro lechero advertía la llegada de Don Cholo, un vasco emperifollado con bombachas, gorra y alpargatas que vendía la leche fresca y recién ordeñada. Me gustaba ver cómo se hundían las ruedas de su carro en las huellas y pedruscos de la calle. Se bamboleaba como un bergantín a la deriva en aguas confusas y agitadas.

Por H. Irigoyen y Alvear todas las tardes se asomaba un anciano muy peculiar. Le decíamos Don Sabino. Llegaba al potrero con sus tres vacas, algún becerro y una vara muy larga. Era bajito, vestido con su eterno saco marrón, un pantalón gris remendado, alpargatas bigotudas y una gorrita con visera medio agujereada. Mi hermana Anahí corría a recibir los huevos frescos o el pote de dulce de leche, mientras Eleonora y yo cortábamos pasto para darle al ternerito mientras lo acariciábamos.

Don Eusebio, el jardinero, era un paisano de bombachas y botas de goma, un chambergo descolorido y un cigarro apagado en la boca que chupaba incansablemente. Siempre estaba trabajando por el vecindario y al pasar, saludaba con ese característico: “Buenas y Santas”... Ese memorable hombre que un día cualquiera desapareció de nuestras veredas y canteros para siempre, aún se lo nombra entre los viejos vecinos del barrio como un personaje muy singular.

Este barrio, La Cautiva, que recuerda al escritor Esteban Echeverría, también tiene una plaza llamada Parish Robertson. Algunos arbustos con alambrados y molinetes, otrora la embellecieron. Un césped muy cuidado por Félix, aquel jardinero, remoto en mi memoria, quien entonces vaticinó mis aficiones a las letras cuando apenas había
cumplido diez años. Un regalo que conservo: mi primer diccionario Larousse, una pluma, un frasco de tinta dorada y otra plateada...

En la Plaza todo era alegría, juegos, bicicletas, gritos y risas. Desde la escalera del mástil podía ver a los pinos que se alzaban majestuosos en el Club Hípico, algunos establos o a los cuidadores vareando los caballos. Hacia el otro costado, tímidamente, la vieja Escuelita N° 14 se abría paso entre algunas incómodas malezas.

El Club Atlético Monte Grande, el segundo hogar que me enseñó a nadar, a vivir y a bailar con el Prof. Bertachini e Isabel Checa, en donde aprendí a competir de la mano del Prof. Raúl Roca. Cada puerta y rincón aún abriga parte de mi existencia, de mis alegrías compartidas con todos esos chicos, que ya, adultos, tendrán las mismas reminiscencias que yo.

Todas las mañanas sentía fuerte y vivaz la sirena de la fábrica AMAT. Casi todos en el barrio trabajaban allí. Por eso también tenía vida y alegría porque había proyectos y también trabajo como en el Frigorífico Monte Grande. Entonces, el devenir de la gente no era triste ni iracundo, su fuerza era tan increíble como su complacencia. Los pesares existían, claro que sí, pero esos eran diferentes. Los niños también teníamos nuestras penas y quizá, los adultos no podían percibirla. Esas angustias que no siempre se comprenden por la exigüidad de discernir las pérdidas, las muertes y los sinsabores que habitualmente nos mellan el alma.

La felicidad de mi infancia. La casa paterna, esa, la casa 54 del barrio. Ahí, donde mi madre todos los mediodías me esperaba silenciosa, con el plato de comida humeante, entendiendo mi necesidad de refugio, de abrigo luego de una mañana fría y lluviosa. Un padre, aquel Policía, el de antes, el respetado. Aquel que infundía honor y sabiduría. Mi padre, Don. Arturo E. Bauer Vila, o para otros: “Toto”. Ese Comisario avezado y querido, al que casi no pude disfrutar porque su trabajo y sus obligaciones me lo impedían. Ese hombre al que apenas pude entender siendo una mujer y que la vida, sentenciosa, me lo arrebató una mañana de noviembre cuando sentía el placer de compartirlo con mis hijas y disfrutar lo que antaño no pude. El dolor agravó mi impotencia. La impotencia complicó mi vida hasta hoy.

¡Tantas cosas pasan en la vida de los hombres! . Los recuerdos quedan, vuelven o se van. Los espacios quedan vacíos y los vacíos se llenan con los espacios ganados fortuitamente de aquellas personas sublimes o soberbias que se adosaron, sin sospecharlo, a nuestras maravillosas vidas. Pero siempre, absolutamente siempre, indefectiblemente siempre, y, extraordinariamente siempre, nos dejarán huellas que difícilmente podamos borrar.

Hay en el camino de mis nostalgias la idea terrible de que las cosas no son duraderas. Todo surge de una energía que se transmuta. Que tiene movimiento, porque ese todo está en permanente actividad. Arriba y abajo, todo es igual pero en otra dimensión, en otro plano. El amor se transforma en odio y los sueños, quizá, algunas pocas veces, en realidad. Lo que hoy es, mañana será pretérito en el libro de nuestras vidas que quizá no logremos recordar. Por ello, si de amores se habla, también en mí los hubo y los hay.

Y mi barrio, convertidos hoy sus potreros en plazoletas, la vieja escuela que permanece intacta con el peso de sus años a cuestas. El hogar materno. Las casas de mis abuelos. El Club Hípico que mantiene aún esos pinos enormes y grandiosos y al viejo tanque que abastecía de agua a todos los vecinos.
Hoy lo veo transformado, elegante y reposado. Con un Hospital enorme, sostenido por la voluntad de hombres y mujeres que a diario luchan para salvar y atender vidas. ¡Cuántas veces recorrí esos pasillos interminables!

El nuevo asfalto ahora no permite que haya barquitos de papel ni renacuajos en el agua estancada. Ya no puedo hacer las fogatas ni concursos de cuevas, ni jugar a la guerra con los chicos


“Todo” es la continuidad del todo. La prolongación, extensión también de mis vivencias. Las argucias y la melancolía por resguardarme entre las copas de esos árboles. Observar, silenciosa, las verdes pasturas, las casas enfiladas, algunas guardando la fachada de antaño, otras, renovadas y pletóricas que se alzan hasta el cielo azul e infinito coronado por el vuelo apurado de los gorriones, mientras que al caer el sol se escucha el gorjeo de los pájaros arrumándose tímidamente en sus nidos en un atardecer cualquiera.

Todos esos juegos magistrales que parecen eternos, reviven en cada letra que al cerrar mis ojos, rememora ese pequeño lugar en donde acontecieron historias lejanas o cercanas. Historias y gentes a quienes ya no veo cotidianamente o se han perdido en este sideral espacio del tiempo y las nostalgias.-


Indiana A. Bauer

Publicado en la Antología de la Asociación
de Artes y Letras de Esteban Echeverría
Buenos Aires - Argentina

BOCETO AÑIL...


BOCETO AÑIL

No había imaginado proyectar tu rostro y plasmar mi vida a tu fantasma, ni a tus caminos inciertos; sin embargo lo hice.
No buscaba en la sombría hora la luz de tu sol, ni el perfume de tu piel. Solo encontré tu nombre y a él me entregué.
No deseaba beber agua de tu cántaro, ni mitigar mi sed con tu sangre, y, sin embargo, me dejé llevar necesitada de ti.
No quise caminar tu camino, beber tu vino, ni tomar tu mano tan lejos de la mía. Solo quise observarte, esperar y saber cuanto tú, confiabas en mí.
No percaté en tu tristeza la agonía de la soledad, pero mi agonía es la tristeza por tu ausencia y busco sin lograr un encuentro, sin poder mirar tus ojos apagados por ese dolor que recusa mis ánimos y me hace sufrir.
No me resisto a este desafuero, no temo continuar inventado sueños si no deseas... Solo tomo de ti lo que me entregas para que conviertas mi amor en una fuente de salvación.
Te aliento a seguir tu vida, a recorrer libre los caminos elegidos, en los tiempos soñados y realizar tus sueños frustrados en esta vida que deseas, atesorando un pasado.
Muchas veces pensaste en esa "única vida" y en "ese ser único" que somos. Demuéstrate a ti mismo que es así, que eres así.
Amar, no significa complacencia. Amar, no significa esclavitud ni egoísmos. Amar, es dar la libertad al otro cuando se siente asediado aunque el dolor nos quiebre. Amar, significa acompañar en silencio, caminar despacio y soñar los mismos sueños. Amar, es fundirse en el otro y entregarse sin condiciones o reproches.
Solo, mírate en el espejo y verás tu espectro y cada vez más cerca lo inevitable
Por eso, te exhorto a seguir viviendo cada minuto como si fuese el último. Que sigas amando y atesorando tus sueños como elixir y alimento para tu espíritu, que en definitiva, es quien permanecerá incorruptible en los tiempos de todos los tiempos.
Tu y yo, seremos otra gota más de agua en este mar de desencuentros. Pasaremos inadvertidos en las historias de los hombres y no habrá gestas que nos invoquen o labios que nos nombren. No habrá lágrimas que nos revivan, ni manos que entibien nuestros huesos. Solo seremos sal en la tierra y luz en las estrellas.
... ¡Añil de mi ilusión, añil eres tu! ...

Indiana Bauer
9-6-2004

Descripción - Retrato


De pronto el pasado y el presente se conjugan implacables y categóricos en mi.
Las huellas del tiempo se graban sobre mi rostro como vetas en el tronco añejo de un árbol.
Mis ojos verdosos _antes iluminados_ sostienen el cansancio acumulado por los años y mi piel ya no se parece a la fina porcelana que insinúa "juventud".
Quizá mantengo mi sonrisa forzada, pero aún, mis labios finos son los que guardan los secretos más íntimos.
Todo parece haber cambiado desde ese espejo que muestra "esa", la otra, la mujer que no soy...
Indiana Bauer
19-6-2008

miércoles, 9 de julio de 2008

viernes, 4 de julio de 2008

Un lugar maravilloso

VISITE O SITE do Pai Nenen de Obatala
www.painenendeobatala.com.br

Hice una visita virtual a este templo paulista cuyas característica sería extenso de enumerar. Pero puede ser visitado y seguramente cada visitante será recibido con la tradicional hospitalidad del pueblo de santo.

lunes, 16 de junio de 2008

CARTA A SEBASTIAN




LOMAS DE ZAMORA, 11 de enero de 2001.-

SEBASTIÁN:

Sé que nada ni nadie podrá sellar las heridas que tienes. A veces las palabras sólo son pequeñas gotas de agua que nos alivian de la sed pero no pueden saciarla.
Quiero que sientas que el mundo puede entregarte lo que tu desees, que puedes atesorar cada momento como si fuese el último de vida, disfrutar de la brisa, del aroma de las cosas, respirar otro aire, intenso, que corra por tu piel, tu garganta, replete tus pulmones con ese maravilloso elixir llamado vida.
Tu me decías anoche que no era fácil y que te gustaría hacerlo. Pues... “ Mi Pequeño Gran Ser”... Debes tener más confianza en ti, reencontrarte con ese SEBASTIÁN al que quizá le duela hacerse hombre. Apreciarte, amarte, amarte una y otra vez, nadie cuidará ni te amará como vos a tu vida y tu cuerpo. No importa tus flaquezas, tus impotencias, no te importe el qué dirán, no te importen los prejuicios sociales. Sé tu mismo.
Vives rodeado quizá de fantasmas y es como si tuvieses temor de desprenderte de ellos. Te invade la inseguridad, eso tan horrible que hace más sensible al ser humano, una especie de inferioridad marcada por un agudo sentimiento de culpa ajena... ¿Porqué? ¿Quién es inferior o superior a algo o alguien? Tu mismo dijiste y sientes que Dios no existe, que los hombres (si mal no entendí) somos él, parte de él... Pues yo no estoy para decirte en qué Dios, diablo o cosa debes creer, pero sí para decirte una y mil veces que tú eres parte de ese Dios, esa vida, ese todo... Qué eres una parte tangible e
Importante para los demás aunque tu no lo creas. Hay personas que te aman, que te respetan, que te odian y te miman o te arrebatan momentos que jamás podrás recuperar.
Tu me hablas de muerte, de morir en soledad. La muerte es resurrección, cambios profundos, la continuidad de todo, la separación de la nada... La muerte se desea cuando no hay mucho por hacer, cuando duele mucho el cuerpo, o cuando nuestra materia envejece por los años y las ausencias se encriptan cada vez más.
Mi cielo, anoche dije que te comprendía, y algún día, cuando quisieras podría contarte otras cosas. Lo definitorio, lo decisivo a mi cambio fue la entereza de comprender mi error. Entender que no podía cambiar al mundo, pero si podía lograr transformar mi estado. Ser yo misma sin olvidar mis principios pero tampoco mis necesidades...
En cierto modo aprendí a vivir sin resguardos aunque muchas veces suelo pensar en la resignación por la que debo atravesar... Pero sabes una cosa, me di cuenta que indefectiblemente el hombre debe aceptar resignarse la mayoría de las veces. Es inevitable, incuestionable, piénsalo. Analízate sin piedad, no esperes que los demás marquen esos errores que tú debes aprender a ver, a resistir. No pretendas vivir tampoco de las faltas de los ajenos, cada hombre es único en su especie, absolutamente insuperable, y sus caminos están regidos desde otros parámetros nada es igual a todo... nadie es igual a otro, solo así mismo.
Tú sabes la intención de esta prosa, carta, o como desees llamarlo. Todo aquello que me cuentes, quedará en mí, en nosotros. Nunca, jamás te voy a dejar solo. Callada, estaré a tu lado como un espectro (porque ángel no soy), esperando que fluya de ti, un pequeño hálito o una evocación. Cuando tu memoria me llame, dónde estés y aún en el plano en cual me halle te encontraré y sabrás que no estarás solo porque siempre estaré contigo.



tu amiga

Indiana.-



HOLA, me presento...



Muy pocas veces deseamos mostrar quienes somos. A veces nos ocultamos hasta de nosotros mismos y no permitimos aflorar el verdadero interior.

La escritura siempre ha sido mi único placer y deseo compartirlo contigo.

Si bien no soy buena escribiendo sé que soy ocurrente y ello me ha brindado muchísimas satisfacciones.

Te voy a presentar una narración cuya historia fué real, cómica y hasta muy deplorable, no para mí, sino para los actores invisibles de esta historia. No voy a dar apellidos pero imaginá a los nombrados "Patricios Intelectuales de Esteban Echeverría". Aquellos que por décadas han quedado y seguirán pegados a sus sillones intentado fomentar la "Literatura entre 5 ó 6 personajes" dentro de la comuna sin dejar a las nuevas generaciones expresarse y trabajar seriamente en favor de la Unidad y la Cultura ...
Con mi amiga Silvia Lorenzo (de Monte Grande) logramos articular un tallercito literario donde ella daba sus clases. Fué una maravillosa experiencia que cada martes y jueves esperábamos reencontrarnos. Hicimos una linda fusión con respeto y mucha alegría porque el factor humano fué muy bueno. Nos costó mucho llevarla a cabo por las discrepancias y altanerías de los actores invisibles (los patricios intelectuales) que, como éstaban aburridos, se dedicaban a amenazar a mi amiga por teléfono...

¿CRONICAS Y REVESES INTELECTUALES?

Como diría el Persa Omar: ¡Cuán débil es el hombre y cuán implacable su destino!
Sí, a mí me pareció correcto este epíteto que nos descifra como simples criaturas tentadas a golpear al mundo sin darnos cuenta en cómo caemos en las más locas argucias o vanidades. Entonces, me imagino a la providencia tranquila y solemne, observando desde su torreón todos nuestros pasos. Escudriñando silenciosa, nuestros pensamientos hasta que un día cansada de ver nuestro tonto hábito nos da un feroz revés y ahí caemos como un pesado tonel al agua.
No sé por qué expreso esto. Será porque los aficionados a las letras no sabemos nunca lo que hacemos. No entendemos por qué, repentinamente, nos ataca el desmesurado placer de garabatear las hojas en blanco. Es como si fuese una jugosa tentación de romper con las imposiciones más complejas determinadas por esta sociedad, nuestra rebeldía ante la injusticia y las malas obras aunque sean nuestras... ¡Qué sé yo! Miro esto, tacho o agrego pero algo quedará impreso, lo sé: ¡Una espantosa obra de arte!, pero no es mi culpa, sino a la falta de inspiración...
¡Ah!, pero la consigna es otra: narrar sobre la primera reunión de este taller. ¡Hum!, Veamos. Un día cualquiera, hablando con Silvia, contándole mis cuitas y tropezones con diversos eruditos en la materia, decidimos organizar este taller en conmemoración a nosotros: "los presentes".
Durante año y algo más postergamos nuestra decisión hasta que el 22 de abril se lanzó el tan esperado proyecto, sin contar las contrariedades y chanchullos de los " Patricios Intelectuales" que arremetieron sus plumas hacia nuestras cabezas. Pese a todo, aquí, nos hemos reunido ávidos de conocernos, y casi diría, algo temerosos e indecisos. Debo confesar que estaba aterrada, pues, mi mente era una bolsa de gatos y esa musa perezosa y tranquila parecía no querer dictarme las palabras tan anheladas para hacer un poema. ¡Es culpa de la musa, no mía!
Aclaro que ni los sonidos de la naturaleza me sirvieron para crear algo armonioso y serio. ¿Será que me falta seriedad? Puede, pero eso sí, es culpa del destino.
Todos lograron armar su proyecto de acuerdo a las consignas que entregó Silvia, pero claro, a mí me tocó escribir sobre el beso. Entonces, entre el beso rubí y el olor a rosa-té apareció vaya a saber por dónde, un peregrino que seguramente, como mi musa venía adormilada desde un bosque imaginario y una cascada, se llevó por delante un pino y me mandó por el camino incierto del poema. ¡Esto fue culpa de Silvia y también de mi musa que se quedó dormida!
Si a esto le debo agregar un condimento de seriedad, bueno, trataré de hacerlo. Pero en mi opinión, nada mejor que un clima de amistad y concordancia como el que hemos experimentado en el taller para lograr nuestros objetivos. La humildad es un detalle imprescindible para realizarse en la vida y lograr esa fraternidad con nuestros congéneres. Así que, mi terrible deseo es que nos promulguemos a favor de esta identidad con respeto y amor hacia nosotros y a la cultura, y, aclaro, que este interés, me parece, no es culpa de nadie sino de todos nosotros, los que hoy estamos acá...


Indiana Bauer
29-4-2003
Taller Literario del Club Jornada De Monte Grande

miércoles, 11 de junio de 2008


Lomas de Zamora, 23 de Octubre de 2007
Querida Mujer:
A través de esta carta deseo reivindicar a la vida, deseo exaltar nuestra femineidad y poner de manifiesto aquellas cosas que hemos rechazado y/o censurado y forman parte de una realidad: tuya, mía o de todos.Durante mucho tiempo mi cuerpo no tuvo el cuidado que merecía. Tenía pánico de ir a un médico y durante 47 años por diversas razones, tuve que pasar siete veces por el quirófano, pese a ello, las consultas al ginecólogo fueron evitadas por mucho tiempo hasta comenzar con inconvenientes pre-menospáusicos. Me realizan a esa edad mi primera mamografía, recuerdo que era el mes de octubre de 2005. Me inventé trabajo y agenda completa hasta que, pese a las molestias y mi negación, tuve que recurrir a la ginecóloga en el mes de marzo de 2006. Pasaron 5 meses, tiempo donde los fantasmas y los entuertos de mi mente jugaban en contra de mi situación. Intuía, sabía, me negaba...Me detectaron un carcinoma lobulillar en la mama izquierda, era pequeño pero invasivo (menor a dos cm) pero su clasificación era Birards 5 (Altamente sospechoso), por lo que la Dra. B. Fabbri me derivó al Dr. Carlos Mastromarino (ginecólogo y especialista en Mamas). No había que perder más tiempo, había una larga batalla. Recuerdo que mi mejor amiga me acompañó hasta su médico para realizar otra interconsulta. Luego de una larga y tediosa espera el galeno comenzó a revisarme y le entregué mi mamografía con magnificación y ecografía con extensión axilar, él, solo me miró y me preguntó si yo sabía qué enfermedad tenía. Fastidiosa le contesté que si y éste me pidió que le dijera cuál era. Con lágrimas contenidas le contesté en voz baja: “cáncer”, él no se conformó con mi respuesta y me pidió que se lo dijera más fuerte, volví a darle mi diagnóstico. Molesto me gritó que se lo dijera más fuerte y allí es dónde le grité a viva voz mi enfermedad y rompí en llanto. Me tomó del hombro y me dijo: “Cuando Ud. Aprenda a decir su enfermedad en voz alta y sin miedo, va a asumir que está enferma. Todavía está a tiempo. Luche. Si ama a la vida, luche. Le espera un largo año de batalla. Se merece vivir...”Estaba sola. La noche se prestaba a la nostalgia y a los constantes replanteos. No podía cambiar las cosas y tampoco podía volver atrás. Estaba signada a esta crisis y me quedaban dos caminos: entregarme o enfrentar la realidad y no dar tregua al cáncer.La llovizna pegaba en el parabrisas del remis. Sabía que no había elección. Volvía a repetirse una historia y que yo, solo yo, podía cambiar. Esto ya no era uno de mis tantos cuentos, ni siquiera un artilugio literario. Era un designio y debía esforzarme por cambiar ese final.En el año 1983 cuando quedé embarazada de mi hija mayor: Marianela, mi suegra estaba batallando con un cáncer de mamas. La ayudé y la acompañé en su agonía pero con ella se llevó la ilusión de conocer al bebé que nacería dos meses después de su muerte pocos minutos después de mi cumpleaños: era el 7 de marzo de 1984. Tuvieron que pasar poco más de veinte años para que esta historia se hiciera presente nuevamente en nuestras vidas. Días antes de confirmar mi dolencia, mi hija Marianela me da la noticia que estaba embarazada. Un gran temor corrió por mi mente: “¿La dejaría sola justo en este momento?”El pecho lo sentía estrujado y solo veía las gotas de lluvia pegar en los vidrios del auto. Todo alrededor era oscuro, como yo lo sentía, como lo veía, como era mi soledad en los peores momentos de mi vida y en los que no presentaba factura a nadie. Qué les diría a mis hijas. Macarena estaba asistiendo a su suegra afectada de la misma dolencia que la mía, solo que ella se entregó. No hizo tratamientos ni buscó ayuda. Estaba mal. Marianela con su embarazo. No querían que sufran. Mi esposo, quizá con el tiempo podría llegar a valorarme u olvidarme, no lo sabía, ni aún lo sé... Ahí noté algo: “me autocastigué”. Ahora que te escribo esto querida mujer te digo: a veces cuando no nos sentimos queridas o respetadas nos inmolamos como si a través de este sacrificio llegásemos a ser inmortales en la memoria de los que amamos y es ahí cuando nos olvidamos de nuestra dignidad. No quise eso. Me di cuenta y no acepté inmolarme por causa de otro y por ello decidí apostarle a la vida.Llegué a mi casa y mi esposo me preguntó cómo me había ido. Lo miré con esa soberbia que te da la posibilidad de revancha, aún sangrando por la gran herida del alma. Solo le dije:_ “Esta batalla es mía. No lo hago ni por vos, ni por las chicas y mucho menos por ese bebé que va a nacer... “No me entrego, lo hago por mí...”_ Me contuve mucho. Recibí también, cosa muy importante, el apoyo de los seres queridos. Ante mi madre tuve que esconder mi enfermedad para preservarla porque no quería perderla. Me sometí a todos los estudios de alta complejidad y siempre acompañada por mi marido, mis hijas y mi amiga Vanessa. Reconozco que tuve ataques de tristeza y hasta de cansancio. No me permitía llorar. Cuando me dieron el resultado de la ecografía abdominal y vimos que mi hígado estaba bien, Marianela, Vanessa y yo no pudimos contenernos y terminamos abrazadas las tres llorando de alegría. Las tres teníamos miedo pero ninguna lo había hablado. Eso no era todo, había que seguir.Recuerdo que el día que me enviaron en remis el diagnóstico de la biopsia desde el Centro de Investigaciones Mamarias de Capital Federal, dejé la carpeta sobre la mesa. No me atreví a abrirla. Mi marido estaba mirando televisión. Yo, sentada en una silla, me negaba a hacerlo. Gustavo no se interesó tampoco en conocer el resultado. En un momento recordé las palabras del médico y me hizo tener valor para corroborar el diagnóstico. Lo leí. Sentí que un escalofrío corría en mi cuerpo, necesité un abrazo. Necesité que me hablaran o me gritaran. Necesité saber que significaba algo y que me dijeran que todo iba a estar bien. Solo hubo silencio...A Marianela le seguía creciendo la panza. No quería proyectar nada para el bebé. No quería distraerme. Debía poner toda la atención en mi para poder salir adelante. Macarena Luchaba estudiando, trabajando y sosteniendo a su suegra que ya estaba en la peor etapa de la enfermedad. Yo tenía muy buena relación con María Alejandra. Pese a que le hablé mucho, ella solo quiso negar su enfermedad y hacer un tratamiento alternativo basándose en la ingesta de gorgojos. A todo esto, mi primo Alberto, ese hermano de la infancia al que aún extraño, yacía en la cama de un hospital muriendo de cáncer de pulmón. Un mes antes de mi operación fallece sin que yo haya querido verlo, ni siquiera asistir a su velatorio por necesidad de preservarme. 15 días después fallece María Alejandra. Una semana antes, cuando me estaban haciendo el prequirúrgico, en la radiografía de Tórax aparece una imagen sospechosa en el pulmón izquierdo. Sentí terror, sentí mucha angustia hasta que mediante estudios exhaustivos descubrieron que no era nada malo y se podía realizar la operación sin riesgo alguno.Llegué a ese 5 de julio de 2006 con la tranquilidad que estaba en las mejores manos: Dr. Carlos Mastromarino y su equipo y el Dr. Aldo Castagnari y equipo de Oncología. Me sentí querida, contenida. Me explicaron cómo sería la cirugía, que no habría necesidad de hacer una total ablación de la mama ni de todos los ganglios. Que, de todos modos hasta que no se abriera el campo quirúrgico no se sabría cómo y de qué manera estaban las cosas.A las 16 horas me llevaron a cirugía. Desperté bien. Lo primero que hice fue ver si me habían sacado la mama. Si estaba entera. Si mi brazo estaba hinchado. El médico se quedó y hablo conmigo y al día siguiente ya estaba en casa.Había que esperar el resultado de los estudios patológicos. 40 días muy largos para saber si debían o no hacerme quimioterapia. Estabamos creídos que todo estaría bien y así fue. Los resultados de las biopsias arrojaron que los factores hormonales eran positivos, que los ganglios y margen de seguridad cercenados estaban libres de células malignas. El Dr. Castagnari, al leer los resultados me dio la noticia que solo haría tratamiento por 5 años con Tamoxifeno, también me pidió que lo abrazara y que disfrutara el embarazo de mi hija.Hay un antes y un después en mi vida al pasar por esta situación. Mucho de mi verdadera identidad afloró pero si sé que no sigo siendo la misma mujer y es algo de que debo modelar. Aprendí a valorar cada espacio y segundo de mi tiempo. Amo amar y disfrutar a Valentina, mi nietita que en pocos días cumple 1 año. Ella me acompañó silenciosa en esta cruzada. Valentina me dio, sin querer, el valor de vivir, la dicha de verla crecer y estar presente en su historia y sus afectos. Hoy, llena todos los espacios vacíos y ocupa el lugar más preferencial junto a mi fe en ese Dios _cualquiera sea su nombre o rostro_ pero, fundamentalmente en mí, en saber que se puede y que vale la pena luchar, vale la pena vivir.Siempre fui una mujer activa. Socialmente abierta. Me sumergí después de operarme a un cuidado especial por necesidad y considerar que era lo adecuado. Hice radioterapia durante casi 3 meses en el CIO (Centro Integrado de Oncología de Lomas de Zamora) donde el grupo de Médicos, Técnicos y empleados cotidianamente aportan su caudal más humano y competitivo. Fue una escuela porque vi a pacientes muy complicados con la enfermedad pero con muchas ganas de continuar la batalla. Llegué a sentir vergüenza ajena por estar bien por sentirme bien a comparación de mis ocasionales compañeros de ruta. Ellos también aportaron algo con su ejemplo.Tuve amigos muy buenos que me acompañaron en todo momento, aún están conmigo y otros que me abandonaron cuando enfermé. Cuando el temor aflora tu lado más sensible crees que estás sola. Crees que vas a abandonarte a un barco sin rumbo y a una muerte segura. Sabemos que morir es parte de nuestra existencia pero vivir es una responsabilidad nuestra. Vale esa decisión: Qué mejor: “Luchar por vivir a no haberlo intentado...” Darte una oportunidad dignifica mucho más de lo que crees.Hoy mis días pasan en hacer lo que yo quiero, en lo que deseo. Me cuido. Hago continuos chequeos y, sobre todo, trato de ser feliz con lo que tengo. La salud es el factor más importante y que solo valoras cuando la pierdes. Tenía opciones y elegí apostar a la vida. A esa vida que irónicamente me mostró el nacer y morir en un parpadear.Mujer, amiga, hermana, madre, tú eres importante. Tú eres el mejor ejemplo. Cuídate, quiérete. No esperes que los demás hagan las cosas por vos. Sé tenaz y que tu sabiduría rebase en todas las esferas. No te entregues al abandono. No te paralices cuando las decisiones importantes dependan de vos y arriesgan tu vida. Lucha. Tienes ese derecho, ese derecho que también tenían muchas personas como María Alejandra (pudo y no quiso) o Alberto (no tuvo opción).Hoy, después de casi dos años, puedo contarte esta historia que para nada está alterada y que, reitero, no es uno de mis tantos cuentos fantásticos. Esto es obra de mi pasar, de mi piel, de mi dolor, pero fundamentalmente de mi dejadez...
Indiana A. Bauer
Buenos Aires - Argentina
CUIDATE, AMATE, SÉ TÚ MISMA...Por favor, difunde este mensaje a todas las mujeres que conozcas porque sin querer estarás salvando una vida...
Muchas gracias

jueves, 5 de junio de 2008

EL ESPEJO DE LA MEMORIA....


(Retrato-Narración)
a Daniel ...
Creo verte entre los pasajes de mi memoria, escondidos entre las vetas del tiempo que cancelaron oportunidades.
Minuciosa, esculpo tu rostro de Adonis, tus ojos almendrados, chicos, pero llenos de vida y felicidad..
Me entierro, por un instante, en esa geografía, en ese continente
que cautelosamente me convida a vivir y sentir los placeres que da la entrega silenciosa y vital.
Radicada en tu mundo me encuentro. Temo salir de él, porque estoy todavía, aferrada a esa mano tuya, que me acompañó en los senderos ocultos y desconocidos. Esa mano que me acarició y no me abandonó, aún en las ausencias.
Veo qué frágil es el espejo de los recuerdos, donde se refleja tu rostro categórico, donde se proyectan las vivencias que han transcurrido por el itsmo de nuestras vidas. Temo que sea como el cristal, que se rompa, como ese espejo; y no te vuelva a recordar...
Indiana
(Encuentra la luz que precisas para continuar tu camino entre los espacios infinitos)

domingo, 25 de mayo de 2008

"Mi otra verdad, mi Sacerdocio"







Si bien en mi vida privada tengo un nombre y apellido que me identifica, en el ámbito religioso me conocen como Iyá Indiana de Yemanjá Bomi.







Mi jerarquía sacerdotal es el de "Yalorixá" Iyá, significa: "Madre". Me consagró el Babalorixá Jorge Verardi de Xango (Presidente de Afrobrás- Federación de la Religión Afrobrasileña) en Porto Alegre- Brasil, el 18 de enero de 1994 en la Nación Gexá -Jeje (Ijhesá)



El Orixá que me rige es Yemanjá (Iemanjá-Yemoja) que es el elemento Agua, en este caso, vinculada con el Mar.

Me inicié en el mes de agosto de 1989 y ya se cumplen 19 años de pertenecer a una religión muy controvertida y majestuosa, cuya filosofía es tan completa e interesante que, quienes desconocen nuestros dogmas nos discriminan. Desde mi comienzos en esta religión, con un grupo de sacerdotes venimos batallando por la "Inserción y Reconocimiento" de uno de los cultos más exquisitos y antiguos "La Religión de los Orixá Yoruba y sus diásporas" dentro de los fueros, estado y sociedad.











Esta foto me la sacarón el día que me
levanté de mi obligación (Bori) 21-9-1990.-








Año 2001- Batuque en Porto Alegre.-

















Año 2004- Batuque en el Ile de babá Gustavo de Oxalá (Merlo)- Nación Cambinda.-

Año 2004- Fiesta de Exú

Descansando después de la Fiesta con mi hija Marianela





Incorporada con mi Pomba Gira Cigana 9 de febrero de 1998
















Mi cuartito azul, mi reducto "Mi espacio" donde Jogo Buzios y atiendo a mis Orixá.



















Reflexiones de una Yalorixá

Tú eres una semilla generadora
De saber, querer, odiar, amar...
No debes crear falsos y caóticos conceptos
Que solamente llevarán terror y confusión.
No inculques odios ni venganzas, porque solo
Atraerán malicia, codicia y dolor-

Ahuyenta la hipocresía y verás como la vida
Te va a parecer más auténtica y así serás
Más transparente, no débil, sí firme.

Con tus pasos seguros tu rebaño te seguirá sin vacilar.
Hazte respetar, pero aprende el respeto a tu prójimo.

Cada palabra en tu boca sonará agradable de escuchar
Si lo haces con amor, dulzura y marcada seguridad...

No escondas tu mirada al hablar, ya que tus palabras
Sonarán a través de tus ojos y alma también.

La Paciencia, virtud de sabiduría de los grandes.
La Sabiduría, saber, aprender, callar, respetar,
Enseñar y también otorgar...

La Franqueza, da Nobleza, no finjas sentimientos,
Cuando en realidad tienes Avaricia o Envidia.
Si es así, retírate, o trata de cambiar tus conceptos,
Tu Orixá, no conoce de envidias, él te guiará
Si realmente lo quieres...

Un buen pilar sostiene el GRAN TEMPLO, tú eres ese pilar,
No dejes caer tu templo... ¡Si las bases son buenas,
La obra que harás, será perfecta!

Indiana de Yemanjá Bomi
Yalorixá

Publicado en la Antología “... DONDE NACEN LOS SILENCIOS...” de poetas seleccionados con Mención de honor en el 3er. Certamen Internacional “Pablo Neruda” - Año 1998- Red Arco Iris –Esferas Literarias.-
Derechos reservados.-


Uno de lo más reconocidos ancestros

es el "Principe Custodio de Ajuda"
LA PARTIDA

(Mención de Honor)


Este poema está dedicado al saudoso Samba de Xangó, quien se fuera de este mundo el 10-12-96. Y con ello, mi tributo a todos los Babalorixás y Yalorixás que tanto sembraron para que nuestra religión no pereciera en el espiral de los tiempos; y que en su partida nos legaron el tesoro más preciado que un sacerdote pudiera tener : “...La continuidad...”

Indiana de Yemanjá Bomi
Yalorixá



Caminando estabas entre estepas
Desiertos y mares.
Fuiste llamado a cruzar esos caminos
Siguiendo la estrella que marcó tu destino.

Padre entre padres,
Erudito entre maestros,
Portando en tu voz y memoria
La historia de tus ancestros.

Entre tambores y vibraciones
Fuiste clamor de una verdad
Ante una generación
Que hoy sepulta tus pasos.

Fuiste guía, fuiste padre,
Consejero y sacerdote.
Cumpliste tu misión,
Y esa estrella que te marcó
Iluminó tu sendero
Para no perderte en la partida.

Busca tu estrella,
Ella te guía aún en este tramo,
Te alumbra para que no camines
En la oscuridad...

Dejaste a tu descendencia
El conocimiento y la sabiduría,
El respeto y el amor,
La rigidez y la continuación...


Ahora eres la prolongación
Entre la vida y la muerte.
Entre la luz y la oscuridad,
Ya nada te detiene.
Pero aún sigues tu camino
Entre estepas, desiertos y mares,
Buscando nuevos senderos
Con nuestros ancestros.-

Publicado por Editorial Baobab – Antología de Poetas seleccionados con Mención de Honor en el 3er. Torrente Nacional de Poesías Río de la Plata 1997- Buenos Aires- Argentina.-
(Derechos reservados)

viernes, 23 de mayo de 2008


13 de Junio "Día del Escritor"


“PROSA DEL ESCRITOR AL LECTOR”

Hoy, todas las primaveras me inspiran. Los otoños me atraen, casi silenciosos, a festejar las eternas propuestas. Los inviernos enfrían mis ánimos y me llevan a la búsqueda del calor de una hoguera inexistente. En el verano, cómo me iluminan los mares agitados o apacibles, con las arenas tibias y los médanos que lo circundan. Las lunas plateadas y sus brillos intermitentes en los cielos grandiosos.
Hoy, me complace la vida en mi humilde oficio. En enseñarte mis poemas. En mostrarte las intimidades de las historias de los hombres, pequeños o grandes. En las riquezas y flaquezas humanas. Explicarte, sin que lo pretenda, las tribulaciones de la humanidad tan imperfecta en una galaxia magistral, bella y auténtica.
Por ello, en mi eterna búsqueda, trepo por los sueños y las fantasías que se acoplan a los deseos mundanos, de los enamorados, de los paranoicos, de los artistas en todas su especie. De los legos, de los analfabetos o científicos, y de todos aquellos, que como yo, están en la búsqueda permanente en esta pasarela tan pobre de amor y honradez. Entonces, como un escultor que plasma, ordena y transforma el mármol en su obra más perfecta, o el artesano que talla la madera muerta recobrando la hermosura de sus vetas, o el maestro que nos entrega silencioso, cada letra del libro de la vida y nos enseña presuroso, a rescatar los eternos olvidos de los hombres frágiles. Por ello, mi naturaleza soñadora, desea revelarte con mi pluma los misterios y las vivencias en cada libro que yo te escriba y sepas tú, atesorarlos en un rincón de tu memoria y en el estante de tu corazón; hilvanados cuidadosamente, con el uso de la razón.-

INDIANA A. BAUER
Derechos Reservados

miércoles, 21 de mayo de 2008

MENDOZA... (Poema)


M E N D O Z A.-

Me recibiste una tarde
De sol, vid y alegrías...
¡Audaz, gigante y altiva!
Encumbrada, ¡Oh tierra,
Manto rojo del Uspallata!
Y el dorado Puente del Inca,
Anidando en sus entrañas
Los misterios de muchas
vidas apagadas.
¡En el Cordón del Plata,
Titila el sol en su ocaso,
Entre sus cumbres arrogantes!
¡Imponente y majestuoso Aconcagua!
Orgullo de tu pueblo,
Centinela de intrusos
Que quisieron hacer patria
Desafiando tus amenazas...
Acequias, diques y ríos,
Cascadas de lo alto
¡Majestuosa mi entrañable!
¡Madre de vides, sol y olivos!
Mendoza me llama
Desde mis añoranzas
Y al son de tus notas
De bailecitos, cuecas y zambas.
Buenos vinos y floridas plazas...
¡Si la Virgen de la Carrodilla
Patrona piadosa me escuchara!
Y yo pudiera volver a tu suelo,
De labranzas e historias gestadas.
¡Mendoza tierra de encantos,
Cuánta alegría brindada,
Si hasta una niña
Marcó mi vientre,
Naciendo en tus surcos fértiles!
¡Oh, encumbrada tierra,
Manto rojo del Uspallata!
Caracoles del Villavicencio
Que albergaron nobles y gringos
Entre tus verdes matas.
Nado en mis recuerdos
Inmensos de congoja,
De tus vides y olivos,
Y del tramo de mi historia
Que quise dejar contigo.

¡Cómo olvidarte mi Mendoza!
Si te anclaste en mi pecho
Y tu nombre es un sentimiento
Imposible de alejar.
¡Madre de vides, sol y olivos!
Tu me llamas en cada ocaso
Y mi espíritu obediente,
regresa a tus cumbres nevadas,
Para cobijarse en tus entrañas
Y no querer regresar.-


INDIANA A. BAUER

Viví en esta bella provincia durante un año. Mi hija Macarena nació en la Ciudad de Luján de Cuyo. Allí quedaron partes de nuestras historias. Las maravillosas vivencias se plasmaron en mi espíritu que en cierta forma relato en este poema como tributo a su magnificencia, a su cultura y a su gente tan cálida y hermosa...

Poema "Un Argentino desocupado"...





Tú, hombre de sueños...
Tú, padre y creador
De una raza con estirpe.
Tus manos acunaron
Con esperanzas grandiosas,
Entre noches sin sueños
Y días sin sol,
La labor de cada día
Para un futuro mejor.
Tú, hombre de trabajo
Hecho de sudor y resignación.
Tú, aquel que meció
Entre su pecho, la dignidad
Que ahora no posees.
Que se perdió en el ocaso del tiempo.
Logros que no serán...
Humillación y hambre,
Serán tu dolor.
No puedes ser ahora,
El hombre rudo y fuerte
¡El poder te venció!
La sociedad te margina
Y todos ríen...
Todos prometen...
Porque no ven ni les importa
Tu enfermo corazón.
Ni el poder comprende
Cuánto diste otrora,
Para crear un futuro mejor.
Herida tu alma, miras a tus hijos.
Te avergüenzas ante ellos,
Tembloroso observas
Tus rudas manos
¡Y están vacías,
Nada puedes ofrecer!
El modelo de hombre que ayer fue,
Ya no volverá a ser.
¡Hermano, aquí ya no hay
derechos ni oportunidades
El poder corrupto nos venció!

Indiana Bauer

Buenos Aires- Argentina

1998- Derechos Reservados


Mamá "Gata", abuela y bisabuela...

Ya cumplió 70 años. Esta taurina es un fenómeno como mujer, madre y abuela.








































Mamá y Valentina en el Cumpleaños de Juani




Una partecita de la familia en la casa de Ana Laura en el cumpleaños de Juan Ignacio. Mis Tías Graciela y Elidia, mi hermana Anahí. Los papás de Juani, Valentina y detrás de todo, yo. Marianela sacó la foto. Monte Grande, Mayo 30 de 2007.-










El rincón de Indiana ...: VALENTINA....




Sos ese ángel que me sonríe y acompaña a cada instante.



Esta es tu "Hada Madrina". Ella es la que cuida de ti todo el tiempo.

Cuando sentí que ya mi vida no tenía sentido, llegaste a este mundo para darme una oportunidad. Te esperé y te recibí con mi corazón fortalecido y llena de ilusiones que alimento hasta hoy. Nos conocimos y nos amamos. Nos vimos y sentimos que éramos "una".
Eres esa luz en mi vida que insistentemente haces brillar para que yo no pierda mi senda.
Me das la alegría y felicidad que agradezco a ese Dios tan tuyo como mío por tenerte a mi lado y poder disfrutarte.
Enriqueces mi alma y la nutres con nuevas sensaciones.
Gracias mi cielo por darme esta oportunidad de vivir y nunca dudes que te amo...
Tu abuela Yaya